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En memoria de Abdulaziz Al-Karaki "Abu Yacoub"

Lamentamos la pérdida de nuestro compañero de trabajo, nuestro hermano y uno de los pilares de nuestra fábrica, Abu Yacoub.

Nuestro hermano mayor y querido amigo

Hoy lamentamos la pérdida de nuestro compañero de trabajo, uno de los pilares de nuestra fábrica y, lo más importante, nuestro hermano, Abu Yacoub.

Es difícil expresar con palabras la tristeza que se ha apoderado de la fábrica desde que perdimos a Abu Yacoub hace unas semanas por enfermedad. Se siente como si hubiéramos perdido una parte de Hirbawi, pero aún más, perdimos a un hermano que nos apoyó en las buenas y en las malas durante décadas.

La fábrica ahora se siente mucho más pesada. Cada mañana, desde que Abu Yacoub nos dejó, ha estado llena de temor, sabiendo que no lo encontraremos trabajando en los telares. Ya no está ahí esperando para compartir el té de la mañana, intercambiar historias o reírse de nuestros chistes durante las largas horas de trabajo. Incluso extrañamos lo molesto que se ponía cuando usábamos nuestros teléfonos.

Aún giramos la cabeza instintivamente para llamarlo cuando necesitamos algo, solo para encontrarnos con la desgarradora realidad de que no está. Tras más de 50 años como una presencia constante en nuestra vida diaria, ¿cómo empezamos a adaptarnos a su ausencia?

Un abuelo cariñoso y un artesano apasionado

Abu Yacoub se entregó en cuerpo y alma a este lugar. Se incorporó a la fábrica tan solo cinco años después de que Hajj Yasser Hirbawi la fundara. Se convirtió en una de las personas que definieron lo que representa Hirbawi. No era familia de sangre, pero sí lo era en todos los sentidos.

Abdo era muy querido por la comunidad por su dulce sonrisa. A menudo lo confundían con uno de los hermanos Hirbawi debido al tiempo que llevaba con nosotros.

Abu Yacoub se aseguró de que nuestras kufiyas transmitieran el espíritu de Palestina al mundo. Su trabajo no era solo para la fábrica, sino para nuestro legado, nuestra voz y la esperanza de libertad.

Pero Abu Yacoub era mucho más que trabajo. Amaba su pequeña granja, donde criaba ganado y gallinas. Era un orgulloso padre de dos hijos y ocho hijas. Y nunca olvidaremos cuánto odiaba las pantallas. Cada vez que veía una, decía: "¡Maldita sea la electrónica!" y se reía.

Abu Yacoub siempre será el rostro de Hirbawi, a quien todos conocemos y amamos. Su ausencia es una herida que las palabras no pueden sanar.

El legado eterno de Abu Yacoub

En nuestro duelo, encontramos un renovado propósito: continuar el legado de Abu Yacoub. El amor de Abu Yacoub por esta fábrica y su dedicación a mantener vivas nuestras tradiciones siempre nos inspirarán.

Abu Yacoub, gracias por todo: tu amor, tu fuerza, tu lealtad. Dejaste un vacío que nadie podrá llenar jamás, y te extrañamos más de lo que podemos expresar con palabras. Pero sabemos que finalmente has encontrado la paz que mereces tras una vida de resiliencia y esperanza.

Siempre serás nuestro hermano, nuestro guía y parte del alma de esta fábrica. Descansa en paz, Abu Yacoub. Vivirás por siempre en nuestros corazones.

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